Les quería comunicar cómo surgió la idea del viaje de duendes. Nos encontrábamos en otro de muchos momentos difíciles del proyecto, en el que parecía que las limitaciones económicas no nos iban a permitir continuar trabajando. Y bueno, cómo en muchas otras veces, sentía que era una oportunidad más para activar la imaginación y crear algo que materializara esa economía siempre de forma sostenible.
El planteamiento, en un momento dado, era el siguiente:
La cabeza nos decía: necesitamos dinero. Y el corazón respondía: ya, está bien, pero vamos a hacerlo juntos.
Y surgió la idea y, como siempre, también aparecieron las dudas y la culpa, cuestionamientos de respeto que, de todas formas, son necesarios. Así que para no darle tantas vueltas decidí preguntarles a los duendes si estaban de acuerdo y, lo más importante, si nos daban permiso.
Y esta fue la respuesta:
Para ofrecer este viaje antes tienes que descubrir quién eres...
Pasaron los días, meses, algunos años y mucha medicina. Las entradas al bosque cada vez eran más intensas. Seguíamos plantando árboles y, poco a poco, tomé conciencia de que el bosque se recuperaba a la vez que se recuperaba mi alma.
En mis últimas estadías en Chontachaka la conexión con los árboles se agudizó, el verde y el rojo del paisaje, con el sonido del agua, penetraban en todo mi ser en cada paso que andaba.
Y allí obtuve la primera respuesta a la pregunta que me habían formulado los duendes.
Para ofrecer este viaje antes tienes que descubrir quién eres...
Sí, yo fui una más en este bosque…
En qué forma, en qué manera; afortunadamente todavía queda mucho por descubrir, pero me bastó esa respuesta para ya vivir el resto del enigma sin prisa.
Los árboles toman su tiempo para crecer y el bosque toma su tiempo en recuperarse y el alma tomará su tiempo para recordar. Mientras, crearemos viajes de hadas y duendes y muchas otras aventuras.
Así que, de esta forma, me siento autorizada a ofrecerles este viaje a ustedes.
Si encuentras lo que buscas y si los duendes se manifiestan, te invitamos a hacer una donación.
La donación irá destinada a la escuela de educación libre Tikapata, de manera que apoyamos un nuevo sistema educativo que promueve la profunda conexión del niño consigo mismo y con la fuente de su propia existencia, la tierra.
Para ayudar a los niños a crecer sin olvidar quiénes son.